Programa del Hospital Mare de Déu de la Mercè para enfermos mentales.

Jardineros muy especiales

de LLUÍS SIERRA
Barcelona

Recogen las botas, el chaleco amarillo, guantes, tijeras de podar y salen de las dependencias del hospital Mare de Déu de la Mercè, donde siguen tratamiento y donde algunos de ellos están internos. Salen a la calle, hacia una parcela cercana, donde cada lunes desbrozan, acaso podan, y plantan arbustos. Incluso a veces les toca recoger excrementos de perros. Son Dominga, Xavier, Núria, Juanito, Marc, Sergi, Jordi y Ramón.

Esta especial brigada de jardineros es un grupo de pacientes con trastornos mentales profundos, algunos con esquizofrenia. Son los protagonistas de un proyecto piloto, dentro de un programa de rehabilitación y reinserción iniciado en noviembre del 2011, por el que han pasado ya más de veinte pacientes. Llegan a la parcela, de menos de 50 metros cuadrados, junto a la avenida Jordà, en Sant Genís dels Agudells. La parcela está cerca del hospital, también conocido como de las Germanes Hospitalàries, entre bloques de pisos. Al poco aparecen jardineros profesionales de Parcs i Jardins que les hacen entrega de unas azadas

y unas macetas con pequeños pitósporos enanos (azahares de la China), unos arbustos habituales en pequeñas zonas verdes de la ciudad. Manos a la obra, hay que cavar un poquito, abrir agujeros en el suelo, replantar los pitosporos. De paso, se retiran algunos hierbajos. “Antes de que viniéramos por aquí, esto era una selva” comentan orgullosos del trabajo hecho hasta ahora. “Yo vendría aquí dos o tres días a la semana, lo que más me gusta es plantar, la poda menos –explica Dominga, que ya lleva cinco años en la residencia del hospital de las Germanes–… pero el resto de los días hacemos otras cosas. Leemos, tenemos un taller de prensa, hacemos visitas a museos, excursiones a museos, al Maremàgnum, llevamos una vida muy activa, y yo estoy dispuesta a todo, porque ya no tengo que medicarme cada día”.

Dominga fue conserje en el Ayuntamiento de Palafolls, Juanito fue camarero y obrero en una fabrica, Ramon fue soldado… En esta brigada tan especial hay de todo, y hay (¿por qué no?) futuro.“Yo quiero trabajar de jardinero, tengo potencial para ello”, asegura Sergi. “Este programa lucha contra los estigmas que se atribuyen a los pacientes con enfermedades mentales”, apunta Tomàs Rodero, el psicólogo que con Anna Sanmartín, educadora social, guía al grupo. Xavier, también con cinco años ya en una residencia, le apostilla: “Nos quita el estigma; estamos enfermos, pero hacemos cosas por el barrio, cuidamos zonas verdes, y eso es oxígeno para el barrio”. Xavier, comoalgunos otros, no está internado en las Germanetes, sino en una residencia de Sants, pero participa en el mismo programa de rehabilitación y reinserción. El estigma, el prejuicio y el miedo a la enfermedad son barreras en el proceso de reinserción. Rodero y Sanmartín tienen aún presente lo que ocurría las primeras semanas de este programa, cuando los enfermos empezaron a dejarse ver en grupo, con sus chalecos amarillos. “’Había gente en el barrio que mostró un rechazo considerable, cualquier cosa mala que pasara era culpa de ellos…”, recuerda Tomàs. Eso ya no ocurre, las cosas han cambiado mucho. “La situación cambió como de la noche al día, ahora podemos hablar de integración, de colaboración mutua en proyectos comunitarios”, explica el psicólogo. En esta colaboración tiene un papel relevante la asociación de vecinos de Sant Genís. Su vicepresidenta, Elena Mateu, dice que los pacientes “han colaborado con la cabalgata de Reyes, haciendo una preciosas cajas de regalos.También lo han hecho con la fiesta mayor y con la feria medieval que se monta en abril. Incluso han participado en alguna reivindicación vecinal, como la del ‘Recuperant verd fem barri’, reclamando un uso para un solar abandonado en la calle Canovelles”. La jardinería “les ayuda salir de la apatía y a potenciar sus funciones sociales”, explica Rodero.Lo hacen en el parterre de la avenida Jordà, pero también en otras parcelas del barrio, de propiedad municipal, donde arrancan malas hierbas, hacen pequeñas podas de adelfas y recogen desperdicios. También se cuidan de limpiar y arreglar alcorques de las aceras en torno al hospital. Los vecinos ya los ven como gente del barrio.